VIERNES SANTO

VIERNES SANTO

Cuando Jesús fue clavado en la cruz agonizó alrededor de tres horas y al momento de su muerte a las tres de la tarde varios hechos sobrenaturales sucedieron al mismo tiempo:

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1) La tierra tembló y partió varias piedras grandísimas que no pueden ser partidas por un temblor (quizás un terremoto).

2) Un pesado y grueso velo del Templo de Jerusalén se partió en dos partes de arriba hacia abajo. 

3) El cielo se puso oscuro durante tres horas. Por la fase lunar de ese día se descarta cualquier tipo de eclipse. 

4) El soldado que traspasó su costado con una lanza (San Longino) estaba quedando ciego hasta que una gota de sangre de Jesús le hizo recobrar visión. 

Mientras todo esto ocurría mucha gente se asustó y se escondió.

Teólogos documentan el cumplimento de decenas de profecías sobre la muerte de Jesús que ocurrieron ese día y que fueron escritas miles de años antes de su nacimiento.

Más allá de todos estos increíbles signos, desde que Jesús fue entregado para ser crucificado se mostró humilde, dispuesto y perseverante hasta cumplir su misión. Evitar su propia muerte como muchos cuestionan (pudo haberlo hecho) sería romper con el plan de su alma o propósito para el que venía a la tierra. 

Su actitud como misionero es un ejemplo para la humanidad entera. 

Para cristianos y no cristianos. 

Su muerte no es sólo un acontecimiento religioso pero también científico que ha llamado la atención de muchos estudiosos. 

Hoy honramos ese viernes que fue y sigue siendo santo después de más de 2000 años